Transferencia: ¿embriones congelados o frescos?

La transferencia embrionaria es una sencilla intervención para la que no es necesario tu ingreso hospitalario. El especialista depositará en tu útero, mediante un catéter, el embrión o embriones.
Existen dos posibilidades:
- Transferencia de embriones frescos obtenidos en un ciclo de estimulación ovárica.
- Transferencia de embriones congelados. Estos pueden ser embriones remanentes de una transferencia en fresco o primera transferencia (transferencia diferida). En la que todos los embriones se congelan y después se descongela uno o dos para la transferencia.
El equipo médico tiene que hacer coincidir la transferencia de los embriones con un correcto estado de tu endometrio. Para saber cuándo el endometrio está preparado para realizar la transferencia embrionaria, tu ginecólogo te realizará una ecografía vaginal. El período de receptividad o ventana de implantación se suele encontrar entre los días 19 y 21 del ciclo menstrual, pero, en algunas mujeres puede estar desplazado. En este caso, la transferencia embrionaria acabará en un fallo de implantación, es decir, el embrión al no encontrar un endometrio receptivo no podrá adherirse.
En Igenomix disponemos del test ERA® con el que, mediante un análisis genético de una pequeña muestra de tu tejido endometrial, podemos conocer qué día del ciclo menstrual tu endometrio está receptivo para los futuros embriones.
¿Qué es la criopreservación (“congelación”) de embriones?
Por lo general, gracias a la estimulación ovárica, en un ciclo menstrual estimulado (es decir, con administración de hormonas) se suelen obtener más ovocitos y por ende más embriones para transferir al útero. De modo que, los que tienen mayores posibilidades de supervivencia y de implantación se transfieren o se criopreservan para que puedas disponer de ellos más adelante.
En ocasiones, también se puede decidir criopreservarlos si tu útero no está preparado en el momento en que los embriones se han desarrollado en el laboratorio. Entonces, será necesario postponer la transferencia a un ciclo posterior para sincronizar el endometrio y aumentar las posibilidades de que se produzca la implantación embrionaria.
Para crioprerservar los embriones se les somete a temperaturas muy bajas cuidándoles al máximo para que no pierdan calidad. Hay dos posibles técnicas de criopreservación: congelación y vitrificación. En ambos casos, el proceso es muy complejo y, a pesar de que el protocolo que se aplica minimiza los riesgos, no todos los embriones superan el proceso.
Consta dos fases:
- Se expone a los embriones a crioprotectores con el fin de protegerles y evitar la formación de cristales de hielo que puedan dañarles.
- Después, se les expone a una bajada de temperatura (-196 grados) que se mantiene hasta que sea necesario descongelarlos para su utilización.
En la actualidad, la técnica más utilizada es la vitrificación que presenta una elevada tasa de supervivencia embrionaria.
Transferencia de embriones congelados o frescos: ¿cuál es la mejor opción?
Según los datos del último Informe Estadístico de Técnicas de Reproducción Asistida publicado por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), tras comparar las tasas de embarazos conseguidos con blastocistos (embriones de día 5-6 de desarrollo) criopreservados con los logrados con blastocistos transferidos en fresco, no se hallaron grandes diferencias.
Por lo tanto, a la luz de esta información, no parece existir una opción mejor que otra. Sino que, dependiendo de las circunstancias se realizará la transferencia con embriones congelados o frescos.
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