Abortos de repetición: ¿por qué suceden?

Los abortos de repetición pueden ser una de las situaciones más frustrantes y traumáticas que puede vivir una mujer en su camino a la maternidad. Lo cierto es que la posibilidad de sufrir un aborto espontáneo es una constante preocupación de las embarazadas durante el desarrollo del primer trimestre, que es cuando más pérdidas gestacionales se producen. En concreto, se estima que en torno al 15 o 25 % de las gestaciones clínicamente identificadas culminan en un aborto espontáneo.
Por lo tanto, es algo bastante natural, pero que no es indicativo de que la madre presente problemas físicos para albergar un embarazo. Sin embargo, cuando se repiten los abortos, cabe estudiar por qué ha sucedido, pues puede subyacer una enfermedad no tratada.
En concreto, aunque no existe una definición consensuada y ésta varía dependiendo del país, se suele considerar que un aborto de repetición requiere generalmente la sucesión de 2 o 3 abortos espontáneos con edad gestacional hasta las 14 semanas.
Aún así, queremos recalcar que no existe consenso en torno a cuántos abortos son precisos para que puede considerarse de repetición. Dicho esto, vamos a explicar qué puede causar este problema.
Causas de los abortos de repetición
Existen varias causas, pero entre las más comunes podemos citar las siguientes:
- La edad: Es innegable que la edad figura entre las principales causas de los abortos espontáneos. Así, estos son más probables en mujeres de 35 años o más. No hay que olvidar que la calidad de los óvulos desciende y que pueden presentarse problemas cromosómicos que afecten a la propia viabilidad del embrión. Por lo tanto, culmina en un aborto.
- Síndrome antifosfolípido: Este síndrome origina coágulos en la placenta que impiden que el embrión reciba el aporte necesario de sangre para su correcto desarrollo. De hecho, este problema se estima que lo padece el 15 % de mujeres que ha experimentado abortos de repetición. Afortunadamente, tiene tratamiento.
- Trastorno embrionario genético.
- Problemas con la placenta.
- Infecciones crónicas del endometrio que permanecen asintomáticas.
- También la presencia de pólipos, miomas o las adherencias pueden afectar a la cavidad uterina y, por lo tanto, derivar en un aborto.
- Problemas en la glándula tiroides.
¿Qué pruebas se realizan para determinar cuál es la posible causa?
Por lo tanto, ante estas situaciones cabe estudiar qué ha ocasionado este desenlace. Para ello, los facultativos proponen una serie de pruebas médicas encaminadas a determinar la causa:
- Análisis hormonal de la mujer.
- Examen del semen del varón.
- Estudio de la morfología de la cavidad uterina.
- Análisis genético de la pareja.
En cualquier caso, el análisis de los restos del embrión expulsado siempre pueden arrojar una información importante. Conviene tener presente que la mayoría de las pérdidas gestacionales se deben a anomalías cromosómicas. Para ello se puede recurrir al test POC (Products of conception) que analiza el tejido de la pérdida gestacional y evalúa los 24 cromosomas.
De hecho, este test ha sido concebido especialmente para aquellas parejas que han sufrido abortos espontáneos reiterados.
En definitiva, una valiosa ayuda para las parejas en su camino hacia la paternidad.
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